About tortura en salud mental
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Cave contó que antes de su hospitalización, su tía, una empleada retirada de una compañía telefónica quien padece de glaucoma, había estado tomando siete medicamentos por día. En el hospital le recetaron cinco nuevos, dijo Cave.
Los TCS afectan muchos aspectos de la vida de una persona, así que frecuentemente se requieren varios tipos de tratamiento.
De esos, los pacientes mayores y los que padecen de enfermedades crónicas graves tenían el doble de probabilidad de sufrir un episodio de una caída del azúmotor vehicle en la sangre a niveles peligrosos que si no recibieran un tratamiento tan agresivo. “Los médicos deberían abstenerse de tratar a los pacientes mayores y más enfermos de manera intensiva, incluso con medicamentos que históricamente se han considerado seguros”, afirmó McCoy.
Organizaciones y sitios Algunos enlaces útiles a organizaciones que distribuyen información y trabajan contra la tortura, documentación e investigación.
Los psiquiatras no son los únicos profesionales de la salud capacitados para tratar la enfermedad mental. También hay psicólogos clínicos, profesionales de enfermería psiquiátrica y trabajadores sociales. Sin embargo, los psiquiatras (y en algunos países los profesionales de enfermería psiquiátrica) son los únicos autorizados para la prescripción de fileármacos.
Los médicos, por su eu news brexit parte, también se sienten obligados a prescribir, no siempre solo por resolver el problema de salud del paciente sino también por complacerlo, por autojustificarse en su trabajo (como parte de una práctica defensiva), por intentar hacer algo (“fobia de no hacer nada”), para evitar que el paciente caiga en los remedios “milagrosos” o los tratamientos alternativos, para eludir que el paciente lo considere un ignorante, o tan solo por documentar su quehacer.
Muchos pacientes reciben de six a twelve sesiones en un período de tres o cuatro semanas. Algunos no repiten la terapia, otros recurren a ella a intervalos regulares.
Aunque las regulaciones federales exigen que los pacientes o sus familiares sean informados completamente sobre el uso de estos medicamentos y tienen derecho a rechazarlos, el informe reveló que los hogares de ancianos, a menudo, no piden consentimiento. Además, rara vez se sanciona a los infractores.
A diferencia del uso excesivo de analgésicos opioides, este problema –llamado en la jerga médica “polifarmacia” – ha generado poca atención, a pesar que sus peligros están bien documentados. Algunos médicos están trabajando para revertir esto.
Vivo con dolor y quiero ayuda, pero me preocupa generar una adicción al medicamento para el dolor. ¿Qué puedo hacer?
Uno de los éxitos más memorables de Farrell involucró a una mujer de más de 70 años en silla de ruedas, quien estaba casi en estado de coma.
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Aunque el consumo se ha contenido en los últimos años y se aleja del pico alcanzado en 2010, aún son muchos los profesionales que alertan de los riesgos de la sobremedicación o hipermedicación. No en vano, el año pasado se extendieron en Euskadi 6,8 millones de recetas más que en 2003. Hay quien se atreve a calificar este exceso como una “epidemia del siglo XXI”, mientras otros ven “opciones para mejorar”, en vez de un problema. Muchos coinciden en que un mayor tiempo de atención en las consultas redundaría en mejores diagnósticos y tratamientos. Es importante, dicen, “recetar lo imprescindible” para evitar efectos adversos. El consumo de medicamentos se disparó con el nuevo siglo.
Se han logrado extraordinarios avances en el tratamiento de las enfermedades mentales. Como resultado, hoy en día es posible tratar muchos trastornos psiquiátricos casi con tanto éxito como el alcanzado en el tratamiento de los trastornos físicos.
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